Ayer asistí en Sigüenza emocionado a la entrega del Premio Internacional de Periodismo “Manu Leguineche” a la periodista mejicana Lydia Cacho. Manu Leguineche, maestro de periodistas valientes, corresponsal de guerras y conflictos, viajero incansable, ciudadano del mundo, por todos querido, lleva muchos años afincado en Guadalajara, en Cañizar y en Brihüega. La Diputación de Guadalajara, con buen criterio y con acierto, ha creado un premio internacional con su nombre para reconocer la labor de periodistas valientes, comprometidos con la defensa de la justicia y de los derechos humanos. Con el I Premio Internacional de Periodismo Manu Leguineche se pretende honrar la figura y el trabajo de uno de los más grandes periodistas españoles de todos los tiempos, así como reivindicar los principios de independencia, rigor y respeto a la verdad que siempre han estado presentes en su ejercicio profesional.
El premio se concedió a la periodista mejicana Lydia Cacho “por su capacidad para ejercer la labor de informar de una forma “valiente y decidida, en un contexto de hostigamiento y de indefensión promovido en algunos casos por instituciones oficiales”, en palabras del jurado, que destacó la resistencia individual de Cacho “para enfrentar a la violencia con riesgo de su vida por el hecho de informar”.
Lydia Cacho es una activista de los derechos humanos, que con riesgo de su vida viene denunciando entre otras cosas la venta de seres humanos y la esclavitud sexual de miles de mujeres y niñas, más de un millón de esclavas en el mundo actual. Como comentó el Presidente Barreda, que presidió el acto, con un afortunado juego de palabras: “Cuando el jurado emitió su fallo cometió un gran acierto, porque Lydia, eres merecedora del mismo y porque prestigias al premio”.
Lydia es una periodista valiente, como tantos otros, que no aceptan la rutina de un periodismo de oficio sin compromiso y sin garra. La existencia de una prensa libre es indispensable para la democracia y la existencia de periodistas libres comprometidos con la verdad es imprescindible para la prensa.
Fue ayer una tarde de emociones. Me preguntaba con admiración, ¿cuál es la fuerza que empuja a una mujer como Lydia a buscar la verdad y denunciar a poderosos mafiosos, traficantes de droga y traficantes de seres humanas con grave riesgo de su vida? Y la misma Lydia nos respondía a la pregunta: “soy plenamente consciente de que la tarea que nos toca a los periodistas de mi generación es enseñar a los que vienen detrás que no se puede seguir haciendo periodismo de bolsillo. Este mundo necesita un periodismo responsable, ético, respetuoso, que puedan mirar a los otros como seres humanos y que deje de vender historias chatarra, historias que deshumanizan y que nos dejan un mundo en el que cada vez más seres humanos están siendo esclavizados. Si hacer periodismo implica que seamos perseguidas y amenazadas, sigo creyendo que vale la pena”.
Si alguien quiere seguir con más detalle el trabajo de Lydia puede visitar el periódico “El Universal” en el que mantiene una columna o seguir su propio blog en los enlaces que ofrezco a continuación.
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